Antes de ir a una breve explicación astrológica de este
eclipse, me gustaría que se reflexionara sobre los 3 elementos neurálgicos que
permiten este fenómeno. La Luna, la Tierra y el Sol, ligados en el momento del
eclipse a una suerte de túnel energético donde se ponen en juego el poder, y la
ambición; dejando en el medio a esta célula planetaria desgarrándose en el
intento de transformarse definitivamente en un planeta sagrado.
El momento del
eclipse deja grabada una impronta planetaria que se irá manifestando con el
correr del tiempo, no lejano.
La Luna en este eclipse está en el signo de Aries, que en
su aspecto desafiante trae violencia, desorganización, peleas, competencia,
desafíos, crisis y situaciones caóticas.
La Luna activadora del universo emocional, y el Sol,
entre otras cosas activador del Ego, dejan a la Humanidad, en esta ocasión, en
una encrucijada temible... sobre todo para un planeta donde las guerras y la
desidia parece haberse apoderado del franja más débil de la humanidad, que no
es poca.
La oposición de
las luminarias para esta zona del cono sur, conjuntadas con los Nodos, que nos
llevan a temas kármicos que como raza hemos generado, en casas como la 4 y la
10, da a elegir claramente entre el “aparente Poder” y la “Humanidad” misma,
apelamos a la consciencia de quienes no están en la franja débil, que en esta
elección se paren en la Humanidad, haciéndole honor a lo que significa la
palabra HUMANIDAD = UNIDAD DE HUMANOS, y dignifiquemos las bellas oportunidades
que nos brindan los aspectos positivos de la Luna que nos invita a activar la
propia maestría para ponerla al servicio de un bien mayor, y los del Sol, que
le recuerdan al Ego que sea coherente entre lo que se dice y lo que se hace, no
olvidando de que la palabra crea, y la acción plasma.
Sabemos que se avecinan grandes cambios, está en nuestras
manos reducir los efectos críticos del mismo.
El cielo sigue ofreciendo oportunidades de cambio
permanentemente, hay tanto para hacer, y tan cerca de cada uno que solo se
trata de mirar la realidad de manera objetiva para saber dónde empezar, no hace
falta estar en Siria para sentir en la piel que varias guerras están en curso,
en lo cotidiano, en las acciones de diarias se refleja la violencia que subyace
en quienes aun no encontraron su eje.
Por lo tanto los invito a no mirar el cielo en el momento
del eclipse como un fenómeno que ocurre allá afuera, sino como un momento
intenso donde podemos incorporar esto para adentrarlo a lo mas profundo del ser
y animarse a accionar.
Klaudia Garriga